Respetable Sra. Galerista:
Sentimos que el arte no es personal en el sentido socialité y consideramos que NILCSTAC (video en dos partes disponible aquí: http://muac-nilc.blogspot.com/2010/02/nilcstac.html) con bastante humor y sapiencia captura una serie de tendencias y manifestaciones del Artworld que nos conciernen e inquietan a todos y que van más allá de lo local y de lo personal. Estas tendencias son a lo poco alarmantes y no justifican la ceguera demagógica de buenas intenciones apoyando la circulación de una serie de requisitos estándar a nivel internacional para valorizar la producción artística. Una cosa que es importante pensar hoy es la incipiente privatización de la cultura que les ha quitado su autonomía a los productores culturales transformándolos en los bufones de los ricos o en poodles domesticados (como en la escultura de Jeff Koons, o en el video de Art and Idea). Aprofundizamos el tema en nuestro texto “Miedo a los animales,” en el que hicimos un llamado a una Asamblea General para discutir estas cuestiones que sigue en pie: http://comiteinvisiblejaltenco.blogspot.com/2010/02/miedo-los-animales.html
La escritora Chris Kraus detectó la urgencia de lo personal ante la faz de lo caótico del mundo en guerra total en el que coexisten la economía del despojo legal y la economía canalla justificando el laissez faire con el discurso del darwinismo social. Ante este panorama, para Kraus: “Ya que el mundo se ha vuelto insondable, los únicos sitios valiosos que quedan para desmadejar la complejidad se concentran en pequeños momentos de la vida cotidiana que se combinan para disparar emociones profundas. Ya no hay forma de de que ser pobre sea interesante en grandes ciudades como Manhattan.” (De su novela Torpor, 2006). La posición que delinea Kraus es la compleja situación del artista o pensador imposibilitado para crear marcos de referencia que ofrezcan miradas nuevas del mundo y que está por lo tanto obligado a replegarse a lo micro de lo cotidiano en una búsqueda personal de sentido. Detecta también un cambio en el estatus socio-económico del artista quien dejó de ser una figura romántica y miserable: “ya no tiene sentido ser pobre.” ¿Cuáles son las implicaciones? Evidentemente los artistas y los pensadores somos responsables y cómplices de nuestras condiciones de trabajo, y esta es una de las situaciones que se aborda en NILCSTAC.
Una comunidad de productores sensibles sana se conforma por interlocutores obligados a tomar una posición estético-política en un momento determinado. Claramente es lo que hace NILCSTAC, sin el afán de antagonizar ni de establecer adversarios en el sentido de la competencia darwinista ni enemigos personales dentro de un milieu social lleno de intriga dividido en tribus unidas por intereses personales (y de clase). Creemos que imágenes que aparecen en NILCSTAC como la de Coco Fusco vestida de militar dándole la mano a los policías o la de Emily Jacir empuñando una pistola, yuxtapuestas con imágenes de decapitaciones y linchamientos dibujan claramente las tendencias narco-peronistas y neo-estalinistas que predominan en el arte contemporáneo y que se abanderan de “lo político”– tendríamos que ahondar aquí considerando la puesta en escena de Tania Bruguera de la ruleta rusa en la última Bienal de Venecia. A nosotros también nos duele ver las caras de degollados y más nos duele ser testigos del actual despojo y aniquilación impunes, la guerra civil disfrazada de limpieza del narcotráfico, la reaparición de fascismos que pensamos que eran fantasmas del pasado; estamos estupefactos ante la proliferación de micro-fascismos a partir de la implementación de políticas neoliberales en México y en otros lados, así como ante el empobrecimiento cultural y económico general mundial. Nos duele también la manipulación a nivel de afecto y reductiva de la mayoría de la producción audiovisual y cultural global que no hacen más que incrementar la paranoia y justificar al represivo aparato policial. En ese sentido, NICLSTAC revela la desconexión absoluta entre los actuales movimientos sociales y la producción estética (y que puede justificarse con declaraciones como las de Chris Kraus que citamos arriba). Tal vez ello se deba a que los artistas estén empeñados en “hacer carrera” en vez de hacer arte, para lo que sólo necesitan reiterar una serie de fórmulas innovando dentro del marco autorreferencial de la historia del arte y basarse en discursos políticamente correctos y sin “morder a la mano de quien les da de comer.” Y es por eso que últimamente vemos y escuchamos siempre la misma voz, entre reflexiva y condescendiente, que critica siendo blasé, cínica y desapegada, melancólica e irresponsablemente tongue in cheek (ver por ejemplo la reseña de Michele Faguet en “Scene and Heard” de Artforum sobre el SITAC). Creemos que si algunas personas se sienten atacadas personalmente por NILCSTAC es porque pecan de narcisismo. “Caridad Tuonsal Campusano” y “Socorro Arrepiado Vanassche” no son más que figuras locales de las Peggy Guggenheim, Abby Aldrich-Rockafeller, Louis XIV o Andrew Carnegie de la Historia. El arte siempre ha estado al servicio de la clase burguesa, una contradicción que ha ocupado al pensamiento Jean-Paul Sartre y a muchos otros pensadores y artistas como Walter Benjamin, quien dictaminó en 1934 que el artista o escritor progresivo debe de estar consciente de su propia posición privilegiada en el proceso de producción. Desde una posición de privilegio y de mecenas es muy difícil detectar lo que ocurre en el inframundo, que sin embargo agradece con cierta amargura las buenas intenciones, como los niños chamulas agradecen los anteojos de pasta redondos y negros que les traen los oftalmólogos gringos – así se parecen todos a Woody Allen.
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