lunes, 11 de febrero de 2013

La invisibilidad como forma de desertar


[...] El Comité Invisible Jaltenco es una célula auto-proclamada del Comité Invisible francés, un grupo anónimo que la policía francesa identificó en 2008 como los nueve de Tarnac. Su manifiesto político, La insurrección que llega (2007) tiene como hipótesis central el colapso inminente de la cultura capitalista, y prescribe la lucha revolucionaria basada en las comunas, la red underground para construir fuerzas fuera de la política hegemónica y atacar al sistema en los momentos de crítica. La insurrección implica también que la gente se apropie del poder local, bloquear la economía y aniquilar las fuerzas de la policía. La insurrección que llega resonaba con nuestro descontento, planteaba una crítica acertada a la esclerosis de la izquierda, y articulaba el hecho de que nuestra situación actual no tiene consistencia ni existe un lenguaje para la experiencia en común. El Comité Invisible Jaltenco, suscribiéndose a las tesis del Comité Invisible francés, implica una toma de posición estético-política sin identificarse con un sujeto político o un segmento de la sociedad dados y al margen del cognitariado y del Artworld. Esta posición implicaba devenir imperceptible, contra la obsesión contemporánea por la visibilidad: la sociedad de control necesita hacerlo todo visible para controlarlo, moldearlo y para hacerlo consumible. Como ya vimos más arriba, el campo simbólico del arte contribuye activamente a alimentar las fuerzas de poder; y ante la actual sobre-producción de bienales, ferias, exposiciones, catálogos, nos suscribimos a un moratorio: dejar de producir o producir imperceptiblemente. La postura de invisibilidad del Comité Invisible de Jaltenco implicaba sobre todo, desertar del Artworld para establecer un espacio autónomo de diálogo, creación y de acción al mismo tiempo. Hoy el poder no es una entidad singular mantenida o controlada por un grupo específico, Estado o clase dominante. El poder está conformado por lazos entre políticos, empresarios, mass media, líderes religiosos, opinionistas, historiadores y productores culturales oficiales. Las relaciones de poder se establecen por medio de mecanismos complejos que se superponen unos a otros (a veces contradictorios). Por eso operamos desde la trinchera, sin enfrentar directamente al enemigo, ya que las formas de poder hoy en día son descentralizadas, movedizas, cambiantes, contradictorias. Precisamente por la manera en la que está configurado el poder, la táctica del Comité Invisible Jaltenco fue de no dialogar ni enfrentarlo directamente, ya que de esta manera validaría y domesticaría las críticas del Comité: es la lógica de la recuperación neoliberal de la crítica. Consideramos que las metáforas que han sido ligadas al arte politizado como la vanguardia, la resistencia o el anarquismo deben de repensarse. Planteamos a la metáfora de la trinchera como una alternativa. La última guerra en la que se usaron trincheras fue la Primera Guerra Mundial, cuando todavía se luchaba cuerpo a cuerpo. Quien lucha desde la trinchera no puede ver al enemigo. Justo como hoy en día, somos sitiados por un enemigo omnipresente y escurridizo, difícil de elegir como blanco. Desde la trinchera uno puede tirar sólo intuitivamente a ciegas. La invisibilidad del Comité implica también no participar en los rituales del Artworld, para no hacer alianzas y sobre todo romper con las convenciones de la crítica de arte. Por ejemplo, con la tradición del crítico que pre-escribe un programa de las tendencias estéticas de su tiempo, articulando una sensibilidad determinada y defendiéndola (ésa es más bien la tarea de curadores, los cuales trabajan para nichos de géneros pre-escritos por el Artworld). Me interesaba más bien plantear problemas para pensarse desde el punto estético y político, hacer accesibles debates y textos que no estaban disponibles en español o que eran desconocidos en el mundo hispanoparlante, articular un panorama general de las condiciones de producción cultural e incluir temas políticos y cultura visual. Buscaba también elucidar la sensibilidad de la nueva oligarquía y la cristalización de sus discursos en arte y cultura, los paralelos que se pueden hacer entre los procesos socio-económicos y culturales, hacer un análisis de la propaganda y actos oficiales y pintar el paisaje de la multiplicación de las milicias y la seguridad privada, de la exclusión, despojo y empobrecimiento inexorables. Todo ello tomando en cuenta la globalización de la producción cultural, el paradigma de las industrias creativas y la crisis de la izquierda. [...]

No hay comentarios:

Publicar un comentario