[...] El Comité Invisible Jaltenco es
una célula auto-proclamada del Comité Invisible francés, un grupo anónimo que
la policía francesa identificó en 2008 como los nueve de Tarnac. Su manifiesto político, La
insurrección que llega (2007) tiene como hipótesis central el colapso inminente de la
cultura capitalista, y prescribe la lucha revolucionaria basada en las comunas,
la red underground para construir fuerzas fuera de la política hegemónica y
atacar al sistema en los momentos de crítica. La insurrección implica también
que la gente se apropie del poder local, bloquear la economía y aniquilar las
fuerzas de la policía. La insurrección que llega resonaba con nuestro
descontento, planteaba una crítica acertada a la esclerosis de la izquierda, y
articulaba el hecho de que nuestra situación actual no tiene consistencia ni
existe un lenguaje para la experiencia en común. El Comité Invisible Jaltenco,
suscribiéndose a las tesis del Comité Invisible francés, implica una toma de
posición estético-política sin identificarse con un sujeto político o un
segmento de la sociedad dados y al margen del cognitariado y del Artworld. Esta posición implicaba
devenir imperceptible, contra la obsesión contemporánea por la visibilidad: la
sociedad de control necesita hacerlo todo visible para controlarlo, moldearlo y
para hacerlo consumible. Como ya vimos más arriba, el campo simbólico del arte
contribuye activamente a alimentar las fuerzas de poder; y ante la actual
sobre-producción de bienales, ferias, exposiciones, catálogos, nos suscribimos
a un moratorio: dejar de producir o producir imperceptiblemente. La postura de
invisibilidad del Comité Invisible de Jaltenco implicaba sobre todo, desertar del
Artworld
para establecer un espacio autónomo de diálogo, creación y de acción al mismo
tiempo. Hoy el poder no es una entidad singular mantenida o controlada por un
grupo específico, Estado o clase dominante. El poder está conformado por lazos
entre políticos, empresarios, mass media, líderes religiosos, opinionistas,
historiadores y productores culturales oficiales. Las relaciones de poder se
establecen por medio de mecanismos complejos que se superponen unos a otros (a
veces contradictorios). Por eso operamos desde la trinchera, sin enfrentar
directamente al enemigo, ya que las formas de poder hoy en día son
descentralizadas, movedizas, cambiantes, contradictorias. Precisamente por la
manera en la que está configurado el poder, la táctica del Comité Invisible
Jaltenco fue de no dialogar ni enfrentarlo directamente, ya que de esta manera
validaría y domesticaría las críticas del Comité: es la lógica de la
recuperación neoliberal de la crítica. Consideramos que las metáforas que han
sido ligadas al arte politizado como la vanguardia, la resistencia o el
anarquismo deben de repensarse. Planteamos a la metáfora de la trinchera como
una alternativa. La última guerra en la que se usaron trincheras fue la Primera
Guerra Mundial, cuando todavía se luchaba cuerpo a cuerpo. Quien lucha desde la
trinchera no puede ver al enemigo. Justo como hoy en día, somos sitiados por un
enemigo omnipresente y escurridizo, difícil de elegir como blanco. Desde la
trinchera uno puede tirar sólo intuitivamente a ciegas. La invisibilidad del
Comité implica también no participar en los rituales del Artworld, para no hacer alianzas y sobre
todo romper con las convenciones de la crítica de arte. Por ejemplo, con la
tradición del crítico que pre-escribe un programa de las tendencias estéticas
de su tiempo, articulando una sensibilidad determinada y defendiéndola (ésa es
más bien la tarea de curadores, los cuales trabajan para nichos de géneros
pre-escritos por el Artworld). Me interesaba más bien plantear problemas para pensarse desde el
punto estético y político, hacer accesibles debates y textos que no estaban
disponibles en español o que eran desconocidos en el mundo hispanoparlante,
articular un panorama general de las condiciones de producción cultural e
incluir temas políticos y cultura visual. Buscaba también elucidar la
sensibilidad de la nueva oligarquía y la cristalización de sus discursos en
arte y cultura, los paralelos que se pueden hacer entre los procesos
socio-económicos y culturales, hacer un análisis de la propaganda y actos
oficiales y pintar el paisaje de la multiplicación de las milicias y la
seguridad privada, de la exclusión, despojo y empobrecimiento inexorables. Todo
ello tomando en cuenta la globalización de la producción cultural, el paradigma
de las industrias creativas y la crisis de la izquierda. [...]
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