sábado, 7 de julio de 2012

Manifestaciones y Organizaciones de la Sociedad Civil: ¿De las redes a la calle?


En los últimos meses, mientras más se acercaron las elecciones, más proliferaron manifestaciones organizadas de la Sociedad Civil abogando por temas como: elecciones limpias, una nueva ética civil, voto “útil”, derechos humanos, transparencia en los medios de comunicación, etc. Todas tienen en común demandar una “democracia verdadera”, y que su medio principal son las tecnologías de la información y comunicación, las cuales instrumentalizan buscando retar las actuales configuraciones de poder para crear alternativas por medio de la interlocución con los poderes.[1] La Sociedad Civil es una parte de la sociedad que no se encuentra activa en el ámbito de la política formal, y las Organizaciones de la Sociedad Civil son redes de ciudadanos trabajando en temas específicos desde los campos social y civil. Estas organizaciones tienen el propósito de crear espacios de diálogo entre los ciudadanos y el gobierno, buscando fortalecer la “democracia participativa.” A manera distinta de las ONGs que dan servicios específicos a grupos populares, las Organizaciones de la Sociedad Civil son parte del espacio público y se manifiestan a partir de temas específicos proponiendo políticas para buscar el bien común. Las Organizaciones de la Sociedad Civil implican una nueva forma de gobernanza que trasciende la política partidista. La proliferación de este tipo de organizaciones agrupadas alrededor de “temas” o agendas específicos por los que abogan en el erosionado y putrefacto campo político e institucional, hace evidente la brecha que existe entre la (obsoleta) ideología que supuestamente representa cada partido y los temas por los que abogan  estas entidades – que reflejan el actual estado de las cosas –, reemplazando la representatividad y la legitimidad partidista con nuevos valores. La proliferación de manifestaciones organizadas de la Sociedad Civil en México – que no son necesariamente Organizaciones formales todavía –, se convirtió en los últimos meses en un suplemento del campo del espectáculo electoral: por un lado, la Sociedad Civil se hizo visible a sí misma con marchas, desplegados, portavoces, blogs, comentarios, páginas web, manifiestos, grupos en las redes sociales, firmantes intercambio de opiniones, noticias, videos, artículos, información, etc. En otras palabras, la “democracia de las redes” trasciende la esclerosada política partidista. Y sin embargo, ¿cuáles son las implicaciones hacer política en red? 

Un antecedente a estas Organizaciones o manifestaciones de la Sociedad Civil es el elitista Grupo de San Ángel surgido el 9 de junio de 1994 por iniciativa de Demetrio Sodi de la Tijera, Carlos Fuentes, Enrique González Pedrero y Jorge G. Castañeda. Estos personajes invitaron a 66 personas dedicadas a la política y a la cultura y academia para firmar el texto titulado "La hora de la democracia", en el cual abogaron por la garantía de la legalidad y transparencia de las elecciones de ese año y por una agenda de "modernización democrática", acceso libre a los medios de comunicación y "transmisión de programas de análisis político en horario triple A. Entre los miembros estaban: Teodoro Césarman, Alfredo del Mazo, Amaila García, Gabino Fraga, Federico Reyes Heroles, Adolfo Aguilar Zinser, Javier Livas, Manuel Camacho, Lorenzo meyer, Ricardo García Sainz, Joel Ortega, Tatiana Clouthier, Vicente Fox y Elba Esther Gordillo.

Ejemplos de manifestaciones u organizaciones de la Sociedad Civil que han surgido últimamente son: los “Intelectuales por Julian Assange”, firmado, entre otros, por: Gabriel Orozco, Lorenzo Meyer, Elena Poniatowska, Vicente Rojo, Hugo Gutiérrez. Hay otro grupo que el 27 de Marzo de 2012 publicó un desplegado titulado: “Preguntas cuyas respuestas podrían transformar a México” firmado por intelectuales como Héctor Aguilar Camín y Jorge Castañeda, exministros como Pedro Aspe, Guillermo Ortiz y Fernando Gómez Mont, académicos como Rolando Cordera, Ana Laura Magaloni y Juan Pardinas, artistas como Gael García Bernal y Rafael Cauduro; empresarios como Manuel Arango, Alejandro Ramírez, etc. Está también “El Grupo de los Cien”, una plataforma fundanda en 1985 por Homero Aridjis conformada por cien personalidades nacionales, la cual esta vez, apoyada por el escritor francés y premio Nobel Jean-Marie G. Le Clézio abogó en un desplegado a finales de juno de 2012 por “elecciones inmaculadas.”

Dos de los movimientos que abordan la cuestión de la violencia en México (que ya están institucionalizados y operan Organizaciones de la Sociedad Civil) son: “Nuestra aparente rendición” y “Movimiento por la paz”. En el campo discursivo mediático en México, “la violencia” es un significante que engloba situaciones heterogéneas: desde la militarización del país, la corrupción extra-gubernamental, los femicidios, la violación de los derechos humanos hasta secuestros, extorsiones, crimen organizado, desapariciones, etc. Todas las instancias de “violencia” son fruto de la erosión del imperio de la ley y la violación sistematica de los derechos humanos en el contexto del conflicto armado que fue creado por la guerra contra el narcotráfico. Bajo el gobierno de Felipe Calderón, el modelo de guerra contra las drogas fue institucionalizado bajo pretexto de seguridad nacional. La violencia que ésta guerra causó ha llevado a las instituciones nacionales a plantear un falso dilema que le sirve de base a su estrategia de contención de la crisis social que actualmente se vive en el país: ¿Proteger los derechos humanos o garantizar la seguridad de los ciudadanos? En otras palabras, la estrategia de Calderón implica atacar la inseguridad con medidas represivas que precisamente violan los derechos humanos, reaccionando a los síntomas en vez de dirigirse a las causas, en un momento en el que el verdadero problema es la pérdida de soberanía del Estado en ciertas áreas del país. Discutiblemente uno de los problemas de las Organizaciones de la Sociedad Civil centradas en la violencia es que plantean una subjetividad de ciudadanos-víctimas reclamando sus derechos y restitución. El primer grupo, “Nuestra aparente rendición”, es una iniciativa de escritores, periodistas y productores culturales que se reunieron para crear un foro de discusión, que es también una plataforma de publicación, discusión y denuncia de la violencia en México. El “Movimiento por la paz con Justicia y Dignidad”, liderado por el poeta Javier Sicilia tiene un aspecto más activo y militante, habiendo organizado varias marchas para pedirle justicia al Estado y “jalarle las orejas” a los gobernantes. Trascendiendo la lógica de la venganza, la noción de justicia que plantean implica lograrla sin violencia, despersonalizando a los responsables y transfiriendole el saldo al Estado. Sin embargo, es evidente que el crimen organizado no es algo distinto a las instituciones nacionales sino algo inherente a ellas. Uno de los “logros” del “Movimiento por la paz”  fue constitucionalizar el estatus del ciudadano-víctima a través de la paliativa “Ley general de víctimas”. Promulgada por Calderón en abril de 2012, tiene el objetivo de darle justicia y atención a quienes hayan sufrido la violación de sus derechos. La ley ordena la reparación integral del daño y que el Estado responda por ello por medio del “Sistema Nacional de Atención a Víctimas” y tiene el propósito de “rescatar la memoria, identidad y dignidad de las víctimas y familiares; investigar quienes son los responsables y ver que se les detenga, juzque y sancione, combatir la impunidad.” Para redimir un poco a las víctimas del Holocausto de Calderón, se creó además un registro nacional de víctimas y se estableció el derecho de los afectados de conocer la verdad de lo que les sucedió.[2]

“Arte por la izquierda” es un comunicado firmado por el gremio de trabajadores de la industria de la cultura. Convocados por su tlatoani más colosal, respondieron al llamado para firmar una declaración “a favor de la izquierda” y promover el “voto útil.” Según su manifiesto, la plataforma de izquierda representa al gremio de la cultura porque implica “el avance de derechos civiles, reproductivos y sociales.” La demanda considera, además, que los temas de la política cultural son secundarios ante la actual situación de urgencia. Sin embargo, esta convocatoria se traduce a una izquierda dudosa y travestida olvidadiza de la política económica que ha venido a devastar al país desde los 1990s. Y no nos sorprende, ya que este gremio lleva dos sexenios gozando de los beneficios de la neoliberalización (mercantilización) de la cultura. Auto-censurándose, artistas, curadores, funcionarios de museos, productores culturales, arquitectos, diseñadores, críticos de arte, han sido recipientes de cantidades de fondos sin precedentes de manos de la iniciativa privada y gubernamental para hacer proyectos, simposios, estudios en el extranjero, festivales, catálogos, exposiciones, etc. convirtiéndose en los portavoces de la élite corporativa que conforma la oligarquía en el poder. Esta “izquierda” no es más dudosa que la izquierda estratégicamente moderada de López Obrador: populista, nacionalista y conservadora moralmente, demarcada de la izquierda progresista del resto de América Latina, cuya política económica disfrazada con la ambigüedad de su eslogan: “No habrá ni monopolios ni privatizaciones”. Al contrario de lo que defiende el grupo “Arte por la izquierda” y distinto a la izquierda complaciente de AMLO, la izquierda no implica únicamente la defensa de derechos civiles, reproductivos y sociales, sino luchar por el bien común, una mejor redistribución de la riqueza, el bienestar para todos, solidaridad, cooperativismo, autonomía alimentaria bajo el régimen del “comunismo”. Es luchar por la organización igualitaria de la sociedad. Hay que tomar en cuenta que hoy en día, la izquierda representa un mito político, el de la idea consensual que el éxito de la izquierda en las elecciones creará para la acción política circunstancias más favorables que el poder tradicional de derecha. Si bien los gobernadores de izquierda que ha tenido el DF han tenido resultados espectaculares, la izquierda no solo nacional sino global, encara la necesidad de inventar una política emancipatoria capaz de hacerle frente al mundo en su situación actual.

Está también el manifiesto “(r)Evolución sin violencia: una nueva ética civil” a la cual se suscribieron productores culturales como Juan Villoro, Arnoldo Kraus, Leonardo Da Jandra, Yoshua Okón y Daniel Giménez Cacho. Este manifiesto promulga una nueva “ética civil” con el propósito de dar directrices “para restaurar el pacto civil e ideas para restaurar la buena convivencia,” poniendo en marcha “acciones civiles afectivas transinstitucionales” buscando una nueva moralidad como ciudadanos. Ideológicamente correcto, busca trascender las instituciones, argumentando que el bien común se opone al mercado, propone plantear a la especulación financiera como problema público, y apunta a una lucha más allá del voto y limitar y regular las grandes riquezas. El manifiesto da muestras de un tipo de rebelión pasiva contra el régimen: denunciar, boicotear a los monopolios y a tiendas que sean dañinos para la economía nacional y el medioambiente. Dibuja una moderada rebelión ciudadana que incluye boicotear al gobierno, ocupar calles, casetas, dependencias, comprometerse a ejecutar actos de patriotismo anti-corporativo. Esperamos que se materialice y se intensifique este llamado rebelde lo antes posible en las calles.

El movimiento de estudiantes “YoSoy#132” reclamó desde su inicio la transparencia de la información y denunció la colusión del poder mediático con el político y su injerencia en las elecciones de 2012 (colusión emblematizada por la unión entre Peña Nieto y la actriz de telenovelas Angélica Rivera). El movimiento demandó además, que la gente tuviera acceso a una elección informada y organizó marchas, mítines, asambleas para imaginar el México del mañana y redactar un pliego de demandas. Los jóvenes exigieron que el segundo debate de los candiatos se transmitiera en cadena nacional y organizó un tercer debate alternativo transmitido en Internet en el que se hicieron las preguntas que enviaron participantes del movimiento en la red. Fue sintomático que Peña Nieto no se hubiera presentado al debate organizado por “YoSoy#132”, y que el resultado de las elecciones hubiera sido previsto por varios comentaristas como Jorge G. Castañeda, Jesús Silva-Herzog Márquez, Isabel Turrent, quienes en un artículo de opinión tras otro, aconsejaron a los jóvenes aceptar resignadamente el inevitable resultado de las elecciones. Que hubiera ganado Peña Nieto las elecciones con un fraude masivo comprando votos implica el amargo fracaso y tal vez la iniciación de los jóvenes en los procesos políticos, su reality check. El haber enfocado su lucha al campo de la comunicación fue acertado y apunta a la importancia de los medios de comunicación en la política – Emilio Azcárraga (el Tigre) desde hace décadas se proclamó “soldado del PRI”. Su movimiento, sin embargo, ha tenido grandes huecos: el problema principal fue que decidieron tenerle fe a las instituciones del país y al exigirles meramente que operaran “como se debe”, han sido incapaces de envisionar su quebrantamiento o de proponer acciones mediáticas alternativas. Hay una gran tradición de tactical media desde los 1960s influenciada por los Situacionistas. Los tactical media privilegian intervenciones en la esfera mediática para crear outlets alternativos ya sea permanentes o efímeros para criticar el orden político y económico por medio de la apropiación y transformación crítica. Por ejemplo, los experimentos con la contra-información bajo la Italia de Berlusconi, en la que 90% de los medios eran manejados por el gobierno. En este sentido, a los miembros de “YoSoy#132” definitivamente les faltó tiempo y creatividad. Otro de sus problemas fue que no buscaron defender la libertad de expresión y la información con un modelo de la base hacia arriba (grass roots) – lo cual implicaría trabajar de manera horizontal, más que enfocar las demandas hacia arriba –  sino exigiendo directamente transparencia al poder, sin ver que ésta exigencia por su propia naturaleza cae en un abismo sordo. Dos de las muchas preguntas que les quedan por explorar para difundir sus respuestas pedagógicamente son: ¿Cómo moldea el imaginario social la televisión? ¿Cómo abrir espacios cerrados? La información y la tecnología de la información son factores importantes en el proceso de subjetivación, resonando con la memoria y la inteligencia social, con nuestras sensibilidades y afectos.  ¿Cómo contrarrestar los efectos de la mentalidad televisa que prevalece en las clases bajas el país, y la mentalidad SONY, FOX, AXE, Universal, HBO, etc. que prevalece en las clases media y alta? Assange, por ejemplo, no cree en la utopía de la pseudo-radicalidad de la apertura de los medios ni en su transparencia, sino en violar las reglas para revelar secretos, ya que según él, “por el momento tenemos una carencia severa de información proveniente de organizaciones que guardan secretos y que tienen un papel clave para moldear cómo evoluciona la civilización y la manera en la que todos nosotros vivimos.” El desafío actual del movimiento “YoSoy#132” es retar los resultados de las elecciones de formas más creativas que las marchas pacíficas (boicots, huelgas, ocupaciones reales y no simbólicas, etc.) y crear vías alternativas de comunicación y difusión de la información, para trascender al duopolio nacional de los medios.

Excepto por unas pocas que logran trascender la red, institucionalizarse y materializarse en la calle, las manifestaciones de la Sociedad Civil representan la proliferación de opiniones y de tomas de posición sin acción. La ola de movilizaciones, demostraciones y acciones mediáticas que implican, raramente trascienden las declaraciones éticas para convertirse en procesos de autonomía social. Hay que tomar en cuenta que la forma de operar en la red de las manifestaciones de la Sociedad Civil se basa en la presuposición del ideal habermasiano de la comunicación: que es un sitio incluyente, de diálogo recíproco y de libertad de expresión. Hoy en día, la lógica de la red se ha convertido en el modo normativo de organización de las relaciones socio-políticas, ya que los principios centrales de la democracia representativa: ciudadanía, participación, igualdad, transparencia, libertad de expresión etc. son fácilmente transplantables al dominio de las redes. Parte de ello se deba tal vez a que el actual régimen se basa más en la proliferación de parloteo, la irrelevancia de la opinión y el discurso que en la represión, desacuerdo o en forzar el silencio. Aunque siguen habiendo instancias de censura y de represión directa al pensamiento crítico, éstas son instancias marginales si las comparamos con la sobrecarga informacional y el secuestro de atención de la política en red. Otro de los problemas de las Organizaciones de la Sociedad Civil es que tienden a reducir la política a la democracia, restringiendo la política a estar informado, a comunicarse y a enviar mensajes.
 Tel Aviv, junio de 2012

Uno de los posibles logros de las manifestaciones u Organizaciones de la Sociedad Civil es hacer visible en el campo mediático temas de urgencia que le son extrínsecos o hasta antagónicos a las política parlamentarista. Sin embargo, las Organizaciones de la Sociedad Civil no tienen la capacidad de alcanzar los centros de poder reales ni de ganar poder político. Habría que plantear la utilización de las redes sociales como instrumento de organización política como un problema general la organización política, ya que las redes sociales lo hacen demasiado fácil. Es por eso que la mayoría de manifestaciones de la Sociedad Civil no trascienden, sino que cumplan la función de hacer que sus participantes tengan la satisfación de estar “comprometidos políticamente”. Además del problema obvio de exclusión de aquellos quienes no tienen acceso a las redes, y que los temas por los que abogan los movimientos de la sociedad civil están enraizados en cuestiones de clase y por lo tanto reflejan el interés por defender un estilo de vida determinado. Por ejemplo: la clase media y alta demandan un estilo de vida “seguro” vestidos de blanco.

Volante encontrado en la ciudad de Oaxaca, junio de 2012

Finalmente, con las manifestaciones de la Sociedad Civil prevalece el acto de comunicación sobre un entendimiento de la política como una “lucha” en la calle. Hay que tomar en cuenta también que la forma actual de Capitalismo está sumergido en las redes de comunicación. Actualmente, la fuente principal de plusvalía son actividades que generan flujos semióticos, por medio de la difusión semiótica de mercancías y bienes. Es decir, el conocimiento, las habilidades cognitivas son la fuente principal de riqueza. La red es por lo tanto, un sitio democrático y al tiempo, la base del capitalismo. Sin irnos muy lejos, toda la información intercambiada por las manifestaciones de la Sociedad Civil en red, pasa por las redes del magnate Carlos Slim, dueño del monopolio de la informa-comunicación en contra de los intereses democráticos y  de bienestar del país.

Los miembros de las manifestaciones y Organizaciones de la Sociedad Civil, al contrario que las muchedumbres partícipes en otras manifestaciones recientes – llámeseles: “explosiones espontáneas de violencia” en las banlieues francesas y londinenses, en Egipto, Siria, Libia, Palestina: tienen todo que perder ya que vienen de clases privilegiadas. Es por esta razón, por ejemplo, que la lucha inicial del movimimento “YoSoy#132” se basó en impugnar la forma de operación de las instituciones pero dejándolas intactas, y que iniciaban cada mítin entonando el himno nacional. Al impugnar el actual resultado de las elecciones, ¿Se podría dar el lujo de llevar al país al caos que reinó en el México de las primeras décadas del Siglo XX? ¿Iniciarán los estudiantes de clase media una tercera revolución? Es necesario considerar que las subjetividades creadas por las Organizaciones de la Sociedad Civil que mencionamos arriba no son ni las de “activistas” ni de “militantes” sino las de “víctimas”, “estudiantes de clase media-alta por la transparencia de los medios y por elecciones justas”, “artistas conscientes”, “escritores y periodistas comprometidos”, etc. y que contrastan con las subjetividades de los que no tienen nada que perder, quienes son sujetos de la represión (Tepito, julio 2012, Atenco, 2006, etc.) y los que vendieron su voto al PRI por una despensa. ¿Qué significante podría trascender y unir a todos los movimientos, y a partir de qué subjetividad? ¿A partir de qué bases se podrían crear nuevas formas de ciudadanía radical?

Protestantes de palestinos en Bil'in fotografiados por un Baded Olilty para The Guardian, junio 2012 

El fraudulento triunfo del PRI demostró el fracaso de las organizaciones que redujeron lo político a votar estratégicamente – ya vimos que votar por uno o por otro da lo mismo. Votar es lo único que nos pide el Estado y al hacerlo, participamos en la ceremonia de validación de las podridas instituciones del país. Si algún movimiento en cambio, hubiera luchado por controlar la organización de las elecciones, por hacerlas parte misma del movimiento, las cosas hubieran sido muy diferentes. De acuerdo con Alain Badiou, los miembros de un movimiento político real no tienen más que tres relaciones posibles con las elecciones: impedir que tengan lugar, si es el viejo poder que las organiza; cancelarlas en cuanto sea posible, si es el viejo poder el que las organiza; organizarlas, si el viejo poder está por fin fuera del estado y sin posibilidades de hacerlas.

Finalmente, tomando en cuenta la actual dominación de la comunicación en la política, se hace evidente que la política no se basa ni en la representación ni en distritos electorales sino en la presentación y mediatización de las ideas. La consecuencia es que que la política de hoy en día se ha transformado en cuestión de epistemología y de formas de expresión como técnicas para hacer inteligible un “tema” determinado. Los temas adquieren relevancia y resonancia de acuerdo con su capacidad de hacerse visibles en el campo socio-político y mediático y con su poder de afectar emocionalmente a los receptores, por ejemplo con miedo, inseguridad, indignación, enojo. Reflejando la actual ideología neoliberal e intereses de clase, las agendas temáticas se han reducido a temas como: reconocimiento, derechos culturales, restitución, tolerancia, respeto, seguridad, medio ambiente, justicia ante la violencia, transparencia mediática y electoral, etc. Más paliativos que pro-activos, y mientras más se enfocan al campo de la emoción, están más desconectados de los conflictos sociales, alejándose de los procesos reales. Así se hace más fácil darle la espalda a la calle y contemplar los acontecimientos desde lejos, mientras que proliferan los espectadores-visitantes y las encuestas de opinión-comentarios. Lo que necesitamos son lugares y sitios discursivos para construir formas radicales de ciudadanía que abarquen a todos, que provoquen el deseo de actuar, de solidarizarse y de buscar el bien común. Y empezar a boicotear, ocupar, deslegitimizar, desnormalizar, formulando demandas en sintonía con la crisis económica global y política, lo que implica que las instituciones dejaron de funcionar hace mucho. Para ser eficientes, se necesitará adoptar técnicas eficientes para rearticular un espacio público antagónico, desde un lugar de oposición y desafío, trascendiendo el espacio público antagónico articulado por la democracia liberal. Luchando por imaginar un mundo opuesto al mundo en el que vivimos ahora, emaciado y empobrecido por el asalto corporativo a la comunidad y a la imaginación, considerando que nosotros no somos los que tenemos el poder de coerción, sino sólo el de persuasión.

FUENTES

  • Julian Assange, debate con Slavoj Zizek y Amy Goodman el 5 de julio de 2011 en Londres. Disponible en red:  http://www.democracynow.org/blog/2011/7/5/watch_full_video_of_wikileaks_julian_assange_philosopher_slavoj_iek_with_amy_goodman.
  • Alain Badiou, Sarkozy pire que prévu: les autres prévoire le pire (Paris: Nouvelles Éditions Lignes, 2012).
  • Franco Berardi (Bifo), After the Future (Oakland and Ediborough: AK Press, 2011).
  • Laura Carlsen, “Human Rights or Security? Mexico’s False Dilemma” Counterpunch (Abril 20-22, 2012) Disponible en red: http://www.counterpunch.org/2012/04/20/mexicos-false-dilemma/
  • Jodi Dean, Jon W. Anderson and Geert Lovink, “Introduction: The Postdemocratic Governmentality of Networked Societies” Reformatting Politics: Information Technology and Global Civil Society (London: Routledge, 2006).
  • Sergio González Rodríguez, The Femicide Machine (New York: Semiotext(e), 2012).
  • Paul Virilio, The Administration of Fear (New York: Semiotext(e), 2011).

[1] Las Organizaciones de la Sociedad Civil (OSC) aparecieron en México en los 1980s y pertenecen a los ámbitos de derechos humanos, desarrollo social, democracia, género y ecología. Tienen elementos en común con las Organizaciones No Gubernamentales. Un ejemplo de OSC en México activa desde hace más de 20 años es LaNeta S.C. Creada en 1991, es una organización civil que provee servicios de comunicación electrónica para organismos no gubernamentales, organizaciones sin fines de lucro. Uno de sus propósitos es servir de enlace entre ONGs nacionales con las de la comunidad global para compartir información de las experiencias de las ONGs. Comunicación electrónica como herramienta para fortalecer los vínculos y el trabajo de las organizaciones e individuos que “están dando pasos para cambiar al mundo”.
[2] En julio de 2012 Calderón propuso modificar la Ley General de Víctimas para clarificar la cuestión de la subsidiariedad, para asegurarse de que el primer responsable de la reparación del daño a las víctimas será el delincuente. Sólo cuando el delincuente no pueda reparar el daño, se encargará el Estado de hacerlo, para cobrárselo al delincuente. Fuente: http://www.jornada.unam.mx/2012/07/05/politica/016n1pol.