***FRAGMENTO APROPIADO POR EL CIJ DE UN ENSAYO MÁS LARGO E INÉDITO ESCRITO EN DICIEMBRE DE 2009***
LA BANALIDAD DE NO
"La rebelión ha conocido cincuenta años de recuperación mercantil, la asociación de sus ideales con fines lucrativos y la conversión de toda una clase de contestatarios al reformismo de mercado. La cuestión no es ya cuál es el contenido de ese no, sino porqué el no ha perdido su contenido. ¿Contra qué, contra quién decir no?"
Camille de Toledo, Punks de boutique, 2001.
"La tarea de los círculos culturales es la de capturar intensidades nacientes y de sustraer el sentido de lo que sea que estés produciendo, mientras que la tarea de los círculos militantes es de capturar tu energía para impedirte que milites. Los ambientes militantes extienden una red difusa en la totalidad del territorio francés y son invariablemente interceptados en su camino hacia el desarrollo revolucionario. Lo único que pueden ofrecer es la historia de sus (muchas) batallas perdidas y la (gran) amargura que ellas les causaron."
Comité invisible, La insurrección que llega, 2007.
Sierra materializó la negatividad en su Tour global del NO, un proyecto que inició en julio del 2009 en la parte industrial de Lucca, Italia. La pieza consiste en transportar en un camión la palabra NO monumentalizada, en la disponibilidad de múltiples a pequeña escala, pulseras, fotografías y una road movie documentando al Tour. El recorrido que ha hecho hasta ahora ha sido: de una carpintería a una excaballeriza en Lucca, Italia a Milán, de Milán a Bernburg, Austria, de Benburg, Austria a Berlín, en Alemania. La última aparición de la que se tiene cuenta de NO fue en Miami para la feria de Art Basel en diciembre de 2009. Sierra declaró acerca de la pieza que: “Las personas que están luchando activamente contra el sistema necesitan imágenes y los artistas se las debemos proporcionar. Este NO está hecho para todos los que ya están hartos de la injusticia, la dominación, la censura y la opresión.” También dijo que “NO expresa una respuesta a la universalmente reconocible imposición. NO es el ejercicio más claro del derecho a disentir ante la realidad como un todo y antes el futuro que nuestro Estado contemporáneo parece proyectar del lado nuestro.”
En El Hombre Rebelde, Albert Camus declaró que un hombre que dice no es un hombre rebelde. Sin embargo, esta negación no implica necesariamente una renuncia: “Un esclavo, que ha recibido órdenes toda su vida juzga de pronto inaceptable una orden. ¿Cuál es el contenido de ese “no”? Este “no” es una toma de conciencia; un movimiento que puede extenderse a la rebelión en contra de lo que antes se aceptaba; decir no es un impulso casi retroactivo. Para Camus este “no” “es resistencia; es el movimiento por el cual un hombre se alza contra su situación y la creación entera.” No obstante, el gesto de decir “no” fue vaciado de significado al desaparecer la dialéctica y al hacerse el poder más insidioso. En Clown Torture de Bruce Nauman (1987) aparece un bufón gritando “no” vaciado de contenido por lo absurdo propio al propio gesto evocando la disolución de la dialéctica del posmodernismo. Tal negatividad es incapaz de sublimar, destruir, superar o evidenciar y de producir algún conocimiento. El adiós a la dialéctica redujo las capacidades políticas al parasitismo, la infiltración, la desesperación, a la risa cínica. Precisamente de allí surge la negatividad de la invitación generalizada de Sierra a ejercer el derecho básico de disentir (lo que le da a la pieza un tono demagógico). Sin embargo, con este gesto Sierra elige entender al poder y a las relaciones de poder como pura negatividad abstracta. Concebir al poder de esta manera, esbozar la dominación como un hecho general y el “decir no” se alejan de una estrategia coherente – intencionalmente, claro está, desde la posición del cínico. Primero, porque el poder no es una estructura binaria compuesta de dominantes y dominados sino, como nos enseñó Foucault, el poder es una producción multiforme de relaciones de dominación al servicio de determinados intereses. Las relaciones de dominación son mecanismos o instancias de formación de poder y se encuentran en todos los aspectos de la sociedad: familia, escuela, medios e instituciones. La represión por parte del estado, los dispositivos de seguridad y las relaciones de producción explotativas son la puesta en práctica de estas relaciones de dominación. Esto quiere decir que la fuente de la sumisión y la sujeción no es sólo el estado o las corporaciones, sino que se basan en los dispositivos de poder que les preceden y que se manifiestan de manera dispersa en la familia, en la escuela y en los medios de comunicación. El poder dejó de ser autoritario y represivo para hacerse persuasivo y moldear a los cuerpos y a las almas por medio de dispositivos albergados en la psique colectiva. Estos dispositivos se agrupan en técnicas que rigen los procesos de vida y que producen efectos de normalización, verdad y conocimientos. ¿Cómo sería posible abrir espacios fuera de la posición hegemónica y de su (fútil) negación y más allá de la política de la denuncia, parásito de lo que niega? Zizek propone al “Yo preferiría no hacerlo” de Bartleby como alternativa a la denegación o a la oposición. Según él, el enunciado: “Prefiero no hacerlo” es un punto de negación abstracta el cual en vez de superar a la negación es un movimiento que construye un nuevo orden, el sitio de creación de lo nuevo. Este movimiento va de algo a la nada, del vacío a un lugar propio. El “prefiero no hacerlo” es también una forma de retirada de la resistencia, de la caridad, de la industria del arte, del activismo, del budismo, yoga y new age, es una retirada justamente abstracta sin que se llene de contenido.
Hoy en día, al imperar el realismo nada parece oponerse a lo real, porque vivimos justamente sumergidos en una representación del mundo que excluye cualquier contradicción. Y sin embargo, este realismo al conferir la apariencia de denuncia, de conciencia política y social, de escándalo, de pensamiento hegemónico, de impotencia, es ilusorio – al confundir la subjetivación con la apariencia y con el Ser, a la matriz con el evento. Un antídoto sería en lugar de “decir lo que no se dice,” de suscribirse al imperativo de decir lo indecible. Ello implica fidelidad al evento y a lo nuevo, que es la aparición de nuevas sensibilidades. También significa justamente exponer esta confusión entre Ser (la continuación o la imposibilidad de lo real) y la apariencia (el aparecer de lo sensible), y distinguir entre Ser y acción y entre Ser y modo de vida. La situación solicita urgentemente continuar ante la imposibilidad de continuar y suscribirse al imposible de expresar lo que todavía no existe ni ha aparecido en el mundo. Puede ser que el cínico compare tal imperativo aestético-político con el castigo de Sísifo de repetir fútilmente la misma ardua tarea durante toda la eternidad. Y puede ser también que la única finalidad del castigo de Sísifo fuera de mantenerlo ocupado impidiendo que su mente inventara nuevas tretas; pero el día menos pensado, a Sísifo se le va a ocurrir algo nuevo y volverá a subir a la tierra.
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