Sus disertaciones siempre son muy amenas e informativas. Siempre dan una buena bibliografía sobre los asuntos álgidos de la retórica contemporánea y un análisis muy agudo de la situación artística y política en México.
No hay duda de que el que no lee, a duras penas podrá darse cuenta de sus actos, del estado de las cosas, del mundo, de su historia, y usted es un claro ejemplo de lo que deberíamos hacer todos.
Aunque debo ser sincero y confesar que no entendí la parte de su texto cuando nos alecciona sobre 'resistencia' en Deleuze. Sobre todo, a partir de las axiomáticas del poder como in-formación y eslóganes (no he visto en ninguna exposición a Bradley Manning, Mordechai Vannu o Anat Kamm, y sus 'obras' de contra-información, imagino son artistas ¿no?), así como la parte de las ocupaciones de la información, la nazi y la resistencia francesa, o la cita de Bifo con su fenomenología del sufrimiento ¿será husserliana o heiddegeriana? ¿el sufrimiento como cosa en sí? ¿como reducción ontológica? ¿lo otro como mero ente psicopatológico?
Estoy completamente de acuerdo con usted de que tanto artistas, curadores, críticos y gestores, no hacen más que enfilarse consciente o inconscientemente al interno de los espacios de cuarentena del neoliberalismo, territorio totalizante, a través de discursos de izquierda híper-retóricos con dosis de Narciso.
Muchos sabemos, y nos consta, que la institución neoliberal cuenta con excelentes mecanismos de des-politización, y en esto la universidad y sus sistemas educativos han sido caballos de Troya. No sólo nuestra generación esta inmersa en esta vorágine de poder, sino todos, en masa.
Creo que a lo que nos enfrenta su texto es a un problema de apreciación cuando tomamos al arte como política pura y dura, como mero fenómeno de poder; el hecho de depositar falsas esperanzas en el arte a partir de una confusión entre arte, política y terapia; en un olvido del arte en función de una afirmación explícita y positiva en contra del poder hegemónico. El arte no puede aspirar más que al campo simbólico al que pertenece - a una creatividad que se da en lo simbólico - o pasar más allá de sí a través de este campo, en una colaboración en bloque con los campos político y espiritual. Si hay acontecimiento será sólo a través de lo simbólico, si hay golpes al estado de cosas, se darán a través de gramáticas que cambien nuestras percepciones de mundo, a través de poéticas que trastoquen los axiomas no sólo del neoliberalismo, sino también y sobre todo del logos occidental que ha escindido al hombre de su entorno, de sus derechos, de su comunidad, de su palabra, de sus afectos y que ha modelado un tipo de bypass informacional que encona al conocimiento, al libre pensamiento y a la libre conversación.
Talvez aquí cabe lo político en el arte, en la conciencia del uso de gramáticas que sonoricen esta tensión entre información y conocimiento, entre neoliberalismo y libertad, entre una dialéctica egótica cegada por mucha luz bibliográfica y una ética primera como apertura a lo otromediante un abandono de las gramáticas de poder; pero sobre todo, entre una fractalización del tiempo- vida, y un encause del deseo y de los afectos del general intellect hacia un nuevo cuerpo. Se habla de lo indecible, lo inefable de nuestras capacidades afectivas, con toda su carga negativa e incompatible con el lenguaje del logos occidental, y aquí la dificultad, aquí la diferencia entre hacer y decir. El hacercambia, coralmente, nuestras percepciones de mundo, nuestra ética, nuestra acción; el decir sólo produce verborrea.
Creo que no le podemos pedir al arte que nos in-forme, nos exponga o nos diga sobre 'los procesos socio-económicos y geopolíticos del presente,' estos los sabemos ya - hay periódicos de derechas y de izquierdas, hay redes sociales, hay voces y curadores - y si lo hace, lo hará tangencialmente, a través de su hacer, como condición de su contexto, en diálogo con el decir contemporáneo; seleccionando que cosa de este decir lo compone o lo descompone. Esto es estética y ética al mismo tiempo, una ética basada en lo físico-químico, en placer-displacer. Lo otro excluido.
En esta misma lógica, reducir todo a una fenomenología del sufrimiento intentando ampliar la idea deleuzeana de resistencia (en ésta idea injusta contra el pensamiento de Deleuze), talvez no sea más que reducir el pensamiento a una retórica narcisista perdida en un laberinto de espejos, falto de ética y escondido bajo una híper-textualidad anónima, sin rostro: como verborrea en general. La resistencia sólo es más allá de este campo de espejos, de esta egología del ser - misma que le quita su resistencia - de la cual es difícil escapar, de la cual todos somos víctimas por inercia de lenguaje. Aquí nuestro pecado y nuestro punto de eterno retorno. La resistencia a la muerte por parte del ser (y no fenomenológico, lleno de luz, de autoritarismo, de harta bibliografía y escritura automatizada), es un trabajo coral con una premisa ética como afecto que precede a cualquier logos enloquecido.
En términos de Bifo - visto que lo conoce muy bien - lo que se busca mediante la rebeldía (en masa), es una recomposición del cuerpo social y una reactivación del cuerpo erótico del general intellect, y esta reactivación de la sensibilidad, como resistencia del ser, es irreductible a una fenomenología psicologizante, aunque bien pueda ser el punto de partida en el análisis de Bifo, aunque bien sea una piedra de toque para nuestro hacer.
Tal vez todo esto sea pura retórica, una visión ideal compartida, y talvez todos nos estamos quedando cortos, en todos los campos, ante este devastador régimen político, económico y militar. Pero en nuestro caso (el del arte), el mundo es éste y los espacios culturales, por más secuestrados que estén por parte del neoliberalismo y su perra el poder, son éstos. Museos, centros, espacios sin fines de lucro, Internet y calles. Estos nunca han sido nuestros, tampoco las imprentas que han publicado tanto libro.
Sólo le preciso una información sobre una ligereza de lectura, carente de rigor, en la que muchos han incurrido sobre mi pieza y que ahora usted replica en su texto: estos libros no están pensados para rasgar las portadas de otros libros, ni mucho menos como 'ataque al conocimiento,' que sabemos explícitamente canibalizado por la infosfera. Todos los libros de esta biblioteca han sido impresos a partir de digitalizaciones que microsoft y google han hecho de colecciones de universidades gringas. Muchos de estos volúmenes son primeras ediciones, no publicados nuevamente y sólo se accede a ellos a través de estas ávidas instituciones – como es el caso de los libros de Albert K. Owen impresos en Topolobampo Sinaloa a finales del siglo XIX, y que hasta la fecha yo no había encontrado más que en la Geisel Library de San Diego (con accesos limitados), y ahora gracias a estas benévolas corporaciones gringas, en Internet.
Abandonando toda pronunciación henchida de sed de poder, abrazando el riesgo de la interpretación fundamentada en un sistema de pensamiento, reconociendo su parcialidad, y sobre todo, teniendo rostro, encontraría sus escritos, a momentos, pertinentes.
Juan Pablo Macías
Livorno, Italia
23 de Diciembre, 2011
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